Pequeña guía de cine clásico (VIII). Especial verano: mujeres

En esta edición veraniega de La pequeña guía de cine clásico, me gustaría ofreceros un fresco menú de sugerencias cinematográficas. Pero también quisiera hablar un poco de la historia de las olvidadas en cualquier historia. Muchas mujeres trabajaron escribiendo los ingeniosos diálogos que caracterizan la época, exploraron nuevas formas de lenguaje cinematográfico desde sus salas de montaje o colaboraron estrechamente con otros autores, y sin embargo, parece que nunca estuvieron ahí.

En esta sección sabéis que normalmente abarco de los años 30 hasta los sesenta, aunque en este caso es necesario un pequeño apunte anterior. En el nacimiento de la industria cinematográfica hollywoodiense, hubo más mujeres trabajando en todos sus niveles que en cualquier otra época (y esto es antes de que se consiguiera el derecho al voto). Es más, había más mujeres trabajando detrás de las cámaras que en la actualidad. Directoras como Alice Guy-Blaché o Lois Weber son pioneras fundamentales para el cine norteamericano, y esto es algo que pasaba en otras industrias como la alemana o la soviética. Sin embargo, poco encontraréis sobre ellas en multitud de manuales de historia del cine (os prometo que he revisado bien mis apuntes). En la época que nos ocupa, y ya con el cine afianzado como un gran negocio multimillonario, las mujeres fueron relegadas a posiciones de menos poder y responsabilidad, a pesar de haber dirigido taquillazos, como hizo Weber. Las únicas directoras que encontraréis son Ida Lupino y Dorothy Arzner. Aun así, allí estaban; y quisiera hablaros de más profesionales que dejaron su huella. Seguramente ya conozcáis algunos nombres como Anita Loos, pero espero que encontréis alguna propuesta que os interese y todos aprendamos algo nuevo.

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Pequeña guía de cine clásico (VII): Especial navideño

Bienvenidos a una nueva entrega de la Pequeña guía de cine clásico (y ya van siete, teniendo el honor de ser la única sección con un mínimo de continuidad en esta desorganizada bitácora). Como no podía ser de otra forma, hoy os ofrezco una versión navideña, un menú lleno de alternativas para todos los gustos. Os aseguro que hay vida más allá de Qué bello es vivir. Así que aquí van seis geniales propuestas, ordenadas cronológicamente, que conforman una estupenda postal navideña.

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Pequeña guía de cine clásico (VI): Especial Halloween

Bienvenidos a una nueva entrega de La pequeña guía de cine clásico. Para esta enferma de la era dorada de Hollywood, llegamos a la época más emocionante del año en cuanto a visionados se refiere. Por supuesto, octubre es un mes Halloween total. Seguimos con mi mes favorito del año, Noirvember. Y terminamos en diciembre con la mezcla de musicales, comedias y melodramas familiares típica de la Navidad. Yo no necesito excusas para no pasar de 1959 respecto a mis elecciones cinematográficas, pero pienso utilizar cualquier circunstancia para que vosotros tampoco lo hagáis.

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Pequeña guía de cine clásico (V): El beso mortal

En esta entrega de La pequeña guía de cine clásico vamos a dedicar unas palabras a un género en el que hasta ahora no habíamos profundizado mucho, aunque sin duda nos ha dado algunos de los momentos más icónicos de la era clásica. Por supuesto que me refiero al cine negro. Sin embargo, me he decido a hablaros sobre una película que tal vez no sea tan conocida o canónica: El beso mortal (1955), dirigida por Robert Aldrich.

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el beso mortal

Antes de adentrarnos en la película y como es habitual en esta sección, hagamos un breve repaso al género y las circunstancias que rodearían a una producción de su tipo en ese momento de la historia de Hollywood. Lo primero sería definir qué es el noir, algo más complicado de lo que podría parecer. Estoy segura de que todos tenéis una imagen mental muy definida sobre de que tipo de películas hablamos. Pero por muy presente que su huella esté en el imaginario popular, durante años ha existido a nivel más crítico y académico un debate sobre su naturaleza. ¿Estamos hablando de un género? ¿O es un movimiento más estilístico, entendiendo lo noir como adjetivo que describe lo gris y pesimista de muchas de las historias de los 40, coincidiendo con los años de la Segunda Guerra Mundial y el shock de la vuelta a la «normalidad» tras su fin? Tal vez sean las dos caras de una misma moneda, donde una categoría de historia con características más o menos reconocibles toma una forma determinada, un lenguaje cinematográfico que la impregna de un estilo a su medida. Historias urbanas y nocturnas, con una visión pesimista de la naturaleza humana, que se construyen con tramas que se ofrecen al espectador de forma fragmentada. También podemos destacar el conductismo de la narración, muchas veces a través de la voz en off de un personaje que nos guía por esos mundos sórdidos, llenos de grises. Y es que prima el análisis psicológico de los personajes sobre la acción, aunque esta profundidad convive con modelos estereotipados como el detective perdedor que está de vuelta de todo (aquí nuestro Mike Hammer) o la femme fatale. No olvidemos que la repetición en serie es una de las señas de identidad del Hollywood clásico a cualquier nivel de producción, aunque este sea un género con unas fronteras más flexibles, como seguiremos viendo. Por supuesto, estas tramas suelen girar en torno a lo criminal. Una de sus raíces es el cine de gánsteres de los 30. Su nombre francés viene de las novelas de detectives o las roman policier que publicaba Gallimard en la série noire. Aquí puede haber otra pista que nos indique algo de su estrecha relación con la literatura y que, además, no es un género tan esencialmente americano, sino que una vez más, viene de Europa.

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